1. Prepara la superficie
Para que la pared pintada tenga un acabado perfecto es necesario una preparación adecuada de la superficie que se va a pintar. Cada imperfección, como un agujero o grieta debe ser raspada, lijada, parchada o rellenada.
Además, la pared debe estar completamente limpia, para que de esta forma la pintura se adhiera mejor. Para esto, usa agua tibia y jabón, y limpia las paredes con una esponja suave.
También, es posible que la pared necesite de una capa de imprimante, para que así se pueda tapar la porosidad del cemento o concreto, se elimine la humedad y el acabado quede impecable.